viernes, 15 de agosto de 2008

Días 7 y 8: 48 horas al límite

Son las 7 de la mañana y parece mentira que sea la hora de levantarse cuando hace apenas unas horas que llegamos a Syracuse. Después de completar el ritual diario, ducha, composición de equipaje y desayuno, nos echamos de nuevo a la carretera con el objetivo de llegar lo antes posible a Niágara Falls.

Cumplimos con este primer objetivo a eso de las 11 y media de la mañana. Siguiendo los consejos de las guías que llevamos y de la gente que ya ha estado por aquí, hemos decidido cruzar al lado canadiense, desde donde dicen, las vistas de la cascada son más impresionantes por ser de frente y no laterales como desde el lado americano. Tras concluir nuevamente la conversación de existencialismo aduanero, ya somos expertos, aparcamos el coche no sin dar un pequeño rodeo (es lo que tienen los GPS, que o le das la dirección exacta o cruza los dedos y espera que acierte) y nos acercamos a la oficina donde teníamos que recoger la Niágara Falls Card, una tarjeta que nos daba acceso a las atracciones más importantes de las cataratas.

La primera impresión que os puedo transmitir es que el hombre es un autentico especialista en convertir en negocio y por ende en dinero todo aquello que la grandeza de la naturaleza le ha puesto a su alcance. Las cataratas son impresionantes, es espectacular ponerse donde comienza la caída y ver como el agua se acelera para precipitarse al vacío desde una altura de 60 metros y originar una nube de polvo de agua de casi 40 metros de altura. También es impresionante girarse 180 grados y ver a pocos metros un catalogo casi completo de las cadenas hoteleras más representativas: Hilton, Marriot, Sheraton, etc. Lógicamente, tampoco podía faltar la presencia de dos casinos y una calle iluminada hasta el extremo llena de restaurantes y tiendas de suvenir. En este sentido, el lado americano protege más la faceta natural de las cascadas que la lúdica (aunque pienso que es porque no les sale rentable competir con el circo canadiense).



Tras dejarnos impresionar por esta primera vista de la cascada, a eso de las 13h, comenzamos a usar la tarjeta adquirida en una atracción que se llama “Behind of the Falls” o algo así, básicamente consiste en bajar por un ascensor hasta la base de la cascada, ponerte un chubasquero y contemplar la caída de la catarata desde la base. La verdad es que aquí es cuando impresiona de verdad porque se puede apreciar la verdadera dimensión de la catarata y la fuerza que tiene la caída.

Cuando salimos decidimos comprarnos unas pizzas con unos refrescos y como el día estaba bueno, nos echamos en un parquecito a escasos 3 metros de la catarata para comer, como estaríamos que con pizza todavía en la boca nos quedamos dormidos, tras una buena siestecita nos reincorporamos, pero ya con el cielo amenazando tormentón.

Desde aquí nos fuimos directamente antes de que empezara a llover al “Mind of the Mist”, atracción por excelencia de este circo, que consiste en montarse en un barco que te mete debajo de la catarata, permanece allí varios minutos y se vuelve. Aquello era lo más parecido a una patera, además, el barco tiene dos pisos y claro, hay bofetones para coger sitio en el piso de arriba. Apuntar que aquí cometimos un pequeño error de cálculo, viendo que no íbamos a tener buen sitio en el barco, empezamos hacer el tonto para que la gente nos pasara y así esperar al siguiente, pero no contamos con que cuentan a la gente unos metros más arriba y que pasado ese punto te tienes que montar en el barco que te toca aunque sea colgando por la parte de fuera y así fue, nos subimos los últimos así que ni contaros el sitio que nos dejaron. A pesar de todo, como buenos españoles nos supimos hacer un hueco en el tejado de la patera y pusimos rumbo a la cascada. Aquí vas también con chubasquero obviamente porque te cae más agua que en una ducha, la verdad es que la vista es impresionante, parecida a la atracción anterior pero con el aliciente de ir en un barco que se mueve y puede volcar, es broma, pero bueno nunca se sabe.

De vuelta en tierra, cometimos un segundo error de cálculo, tirar alegremente a la basura los chubasqueros que te dan para las atracciones, cómo los echaríamos de menos 3 horas después...

Llegados a este punto, nos disponíamos, sin saberlo, a disfrutar, en mi opinión y creo que en la de los demás también, de lo mejor de este sitio. Tras coger un autobús que era gratuito con la tarjeta que teníamos y que recorre la orilla del rio en donde se distribuyen algunas atracciones, nos bajamos y tras atravesar una tienda (punto de origen y fin de cualquier atracción que se precie en este país), bajamos un ascensor que te dejaba a pie del rio, un par de kilómetros más abajo de las cataratas. Imaginaros por un momento la velocidad con la que baja el agua por este tramo y los rápidos que se forman, esto sí que fue espectacular, lo fue porque aquello era un mano a mano con la naturaleza, sin luces, hoteles, y con mucha menos gente, solo el rio y un camino de tablas que nos recordó muchísimo los paseos por Doñana, y lo fue también, porque en ese mano a mano con la naturaleza despreciamos en parte el uso del camino de tablas para ir haciendo el cabra por la orilla del rio de piedra en piedra, fue realmente divertido.

Desde aquí y tras agotar el uso de la tarjeta y el nuestro propio, volvimos en el autobús rio arriba para entrar en el casino y en el duty free que había a escasos metros de la frontera. Pasamos un rato divertido, Carlos fue el único que jugó y le salió bien porque ganó en escasamente 10 minutos 70 $ en la ruleta. Al salir del casino, se materializó el segundo error de cálculo porque llovía a con ganas y el coche lo teníamos a 15min andando que fueron 8min corriendo, lo que tardamos Jose y yo en llegar desde el casino hasta el coche, tiempo suficiente para preducharnos.

Una vez todos en el coche la última parada fue echarle un vistazo a las cataratas iluminadas, nuevamente impresionante, pasamos nuevamente la frontera, esta vez con un policía americano con todo el tiempo libre del mundo y desde allí y diluviando pusimos rumbo a Nueva York en donde a las 7 y media de la mañana teníamos que coger el vuelo para Los Ángeles y despedirnos de Mery.

A las 6 de la mañana y tras un viaje tedioso y duro, dejamos el coche en el JFK, allí nos recogió el coche el tío con el índice de hiperactividad más elevado de Manhattan, en medio inglés, medio italiano, medio español, no paraba de hablar, todos dormidos y él, como un martillo pilón, soltando perlas como: “Everybody lárgate” ó “Carlitos cool, Pablito all right, Julio ok, pero tú, payaso de amarillo no, no yellow” , refiriéndose a cómo íbamos vestidos (a Jose es que le ha dado por ir con una media de futbol subida hasta la rodilla y en la otra pierna nada y ese día tocaba la amarilla y al tío le impactó).

No sé si recordáis que el vuelo desde Dublín lo cogimos por los pelos, pensaba yo que esa era la situación límite, pues ni de lejos. Íbamos con tiempo de sobra pero el que nos facturaba el equipaje era nuevo y a la hora de hacer la tarjeta de embarque de Jose, pues la lió porque decía que el nombre era muy largo y no sé qué más, en fin, que el vuelo salía a las 7:30am y a las 7:10am estábamos llegando a la cola del primer control de seguridad, 7:20 am seguíamos en el primer control de seguridad, os prometo que estábamos al borde del infarto, tanto que tuvo que venir el personal de la aerolínea a sacarnos de allí. Conclusión, todo el pasaje esperándonos y cuando llegamos…más, a Pablo se le había olvidado la maleta de mano en el primer control con las prisas…indescriptible el momento de verdad. Ya más relajados os diré que volar con Virgin está mejor que bien, el avión parecía el café del mar, rollo chill out, una pasada.

En poco más de 12h habíamos pasado de estar en Canadá a estar en Los Ángeles, cogimos el coche de alquiler y otra vez a la carretera, hicimos parada en Calico, un pueblo del Oeste en medio de la nada y en un Outlet también en la frontera entre California y Nevada impresionantemente grande, con montaña rusa incluida y los precios por los suelos. Tras más de 1500km en coche, cruzar de una costa a otra de USA, 48h sin ducharnos, sin dormir, sin comer decentemente…Llegamos a Springdale, tan tarde que nos habían dejado un cartel en la recepción con las llaves. Por fin una cama…


Sed buenos.

PD.- No me olvido de que hoy el grupo ha menguado, María se va ya para España, se le acabaron sus vacaciones. En el Aeropuerto no nos ha dado tiempo a despedirnos como dios manda, pero desde aquí te mand
amos un abrazo, en esencia sigues con nosotros y te echaremos, te echaré, muchísimo de menos.

Gracias por todo lo que has aportado…Te quiero.

1 comentario:

Unknown dijo...

OMG, what is this face Pablo? you look fucking tired... I hope everything is fine and you'll be well when I gonna be in SF!!

Looking forward seeing you soon!!