Idea inicial, llegar a Dublín, soltar las maletas en la consigna e irnos a tomar pintas por la ciudad… casi, casi, nos sale el plan perfecto. Llegamos y la consigna está cerrada a pesar de que a partir del 1 de agosto de jueves a domingo debería estar abierta 24 horas ininterrumpidamente. Como no hemos podido dejar las maletas en ningún lado, una vez que Carlos se ha unido a nosotros, por unanimidad nos hemos mentalizado para pasar todo el tiempo en el aeropuerto.
Una vez hechos a la idea, nos hemos puesto en marcha para encontrar nuestro refugio y coño que si lo teníamos, un stand tipo las oficinas de alquiler de coches que nos hemos encontrado abierto, suelo de moqueta, espacio para el equipaje, una joyita, tanto, que cuando habíamos desplegado el campamento, sacos de dormir incluidos y nos disponíamos a dormir como lirones… se jodió el invento, por encima de nuestras cabezas y al otro lado del mostrador ha emergido una voz que a modo de mandato como los que Dios daba a Moisés nos ha venido a decir: “fuera de aquí”, tan cómodos estábamos que hemos osado a preguntar por qué, respuesta sencilla: “porque lo digo yo”, más conscientes en este momento hemos divisado los tres elementos claves: placa, pistola y esposas, un policía, no hay nada que objetar se levanta el campamento y comienza un éxodo en busca de un nuevo rincón donde caernos muertos.
Tras un rato de búsqueda y varios descartes, hemos dado con una zona de restauración con Mc Donald´s, Starbucks, etc. Fliparíais. La peña durmiendo en el parque infantil del Mc Donald´s, en los sillones, las mesas, era el paraíso del vagabundo…pues nada, nos hemos pedido un par de cafés en el Starbucks (ya hemos hecho más que la mayoría que estaban por la cara) y en una zona que aún estaba cerrada al público nos hemos montado el campamento de nuevo. Inconvenientes: personalmente llevo 3 horas con los pezones más pequeños que una lenteja, el aire acondicionado debe estar a 10 grados, el hilo musical hace sonar una música que deja los conciertos de Radio Nacional 3 al nivel de la música comercial, joder como me tiene la cabeza, y por último cuando todos llevábamos en torno a 30min de sueño, aparecen dos camareras poniendo todas las sillas que estaban hasta ese momento encima de las mesas en el suelo, con la peculiaridad de que lo han hecho provocando niveles de ruido propios de un elefante en una cacharrería.
En fin, hasta aquí puedo contaros por ahora, son las 4:30 y no veo el momento de irnos a embarcar, todos duermen. Estamos haciendo piña.
Hola soy María, tengo sueño, en cuanto llegue al avión que nos lleva a NY me duermo y en cuanto llegue al apartamento de Manhattan, duchita y a la calle. Qué frio tengo la virgen santa!!!
La Machada de última hora: Llega una zagala y nos dice que “Wake up”, que no se puede dormir, jachonda la tía, como si lleváramos 12h planchando la oreja… (45min ya de solo de trompeta por el hilo musical, alguno se suicida, al tiempo).
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